La nueva política de privacidad de WhatsApp ha alimentado la desconfianza de los usuarios que no quieren compartir información privada con Facebook.
La nueva política de privacidad de WhatsApp ha suscitado la desconfianza de buena parte de los usuarios. La aplicación de mensajería instantánea, comprada por Facebook en el 2014, anunció la semana pasada que compartirá los datos de sus más de 1.000 millones de usuarios con su empresa matriz, la red social de Zuckerberg.
Facebook utilizará esta información en un nuevo algoritmo para sugerir amigos y en lanzar publicidad personalizada acorde con los intereses del usuario. Este anuncio ha sorprendido a la comunidad porque, precisamente, la compañía prometió hace dos años, cuando pagó 16.000 millones de dólares por la app, que protegería apasionadamente los datos de sus usuarios. Ahora, la red social ha optado por rentabilizar toda esta información.
“La sensación de que WhatsApp es una aplicación que protege y cuida tu privacidad ya no es una realidad” resume este artículo de Gizmodo. En algunos foros de Internet, como en Reddit, también se han compartido opiniones del estilo: “WhatsApp acaba de perder a un usuario. Supongo que es hora de darle una oportunidad a Telegram” dice Rakajj.
Sin embargo, las reacciones van más allá de las redes sociales. El director ejecutivo del Centro de Información sobre Privacidad Electrónica (EPIC) de Washington, Marc Rotenberg, asegura que Facebook está incumpliendo un acuerdo de 2012 alcanzado con la Comisión Federal de Comercio al no mantener en privado los datos de WhatsApp.
En el 2012, la red social realizó un experimento psicológico sobre casi 700.000 usuarios para ver hasta qué punto se podía manipular al público mostrándole noticias positivas o negativas. El caso resultó en un nuevo escándalo y el Centro de Información sobre Privacidad Electrónica presentó una queja ante la Comisión Federal de Comercio. Finalmente Facebook se disculpó.
Zuckerberg arrastra una larga historia de cambios en las políticas de su empresa para poner el interés económico de la compañía por delante de sus usuarios. Por ejemplo, en noviembre del 2007 la red social lanzó Beacon, un software que recopilaba información sobre la actividad de la gente en páginas de terceros para mostrar anuncios basados en sus intereses. Después de la oleada de protestas y de una demanda colectiva, la red social detuvo Beacon y lo retiró discretamente dos años después.
Por el momento, los usuarios interesados en revertir los cambios en las políticas de privacidad de WhatsApp pueden evitar que la aplicación de mensajería instantánea comparta sus datos de una manera sencilla. Eso sí, quien se decida a no compartir su información privada sólo dispone de 30 días después de haber aceptado los nuevos términos.